Friday, March 2, 2012

NUESTRO EGO, QUE ES, COMO NOS AFECTA?




El Ego. Una cosa es saberlo y otra muy distinta es experimentarlo. Cada ser humano es un mundo en sí mismo. Es por esa razón que la comunicación y la convivencia entre seres humanos de poco nivel evolutivo son muy difíciles. Un síntoma de la evolución es la capacidad de entender y de demostrar con acciones ese entendimiento, y las diferentes formas como cada ser humano percibe su realidad; con la circunstancia de que varios seres humanos pueden llegar a conclusiones similares a partir de percepciones diferentes y de procesos muy diferentes para evolucionar esa percepción.

Ese es el punto en el que las religiones terrestres se han equivocado. El estilo de presionar al ser humano para que siga unas normas muy estrictas, le da prioridad al aspecto externo del cumplimiento de unas normas con un objetivo espiritual; pero el objetivo espiritual se desvirtúa y se esconde detrás de esas normas intrascendentes, porque se le termina dando prioridad a las normas y ritos externos.

Cuando se le da al ser el estímulo para que desarrolle su interior y lo perciba a su manera, el resultado es un ser de valores más firmes muy sólidos porque aunque sus manifestaciones sean diferentes, la esencia de su motivación es la misma que la de todos, esa esencia es la energía divina adentro de su corazón, y esa esencia es la misma en todos.

Así, al final la relación entre seres que se respetan mutuamente aunque sean diferentes se puede denominar ARMONÍA ENTRE SERES. El Maestro Jesús nos lo explica así: Un nuevo y único mandamiento os doy: que os améis los unos a los otros como yo os he amado; y ¿cómo nos ama El Maestro?
¡SIN CONDICIONES!

Un obstáculo muy fuerte para lograr esa armonía entre seres diversos es la fuerza del EGO sin control. El EGO es resultado de todos los condicionamientos sociales, culturales, políticos, económicos que van envolviendo al ser humano desde que nace en este medio humano. El Ego cumple una función muy importante, le da al individuo los rasgos personales que lo identifican como miembro de la sociedad en la que ha nacido y permite y facilita la interrelación entre los diferentes individuos.

El EGO no es bueno ni es malo, simplemente Es y cumple una función muy definida.

Lo que se debe tener muy claro cuando se inicia el camino interior es: primero que existe y es real. Segundo que es un ente diferente de nuestro propio Ser. El EGO desaparece cuando abandonemos nuestro vehículo biológico, porque allí para el EGO termina su razón de existir.

Es muy importante que aprendamos a diferenciar el EGO de nuestro propio SER.

Cuando nuestro cuerpo está en el vientre materno, nuestro SER toma posesión del cuerpo que se le ha asignado, (Juan – 3. 3- 5) y a partir del momento en que salimos de la matriz y empezamos a respirar como ser humano, allí perdemos la conciencia de nuestro SER, y nos olvidamos de quien realmente somos y de nuestra existencia anterior. Desde ese momento, nuestro Ser queda confinado en este cuerpo bilógico y su única comunicación con el mundo exterior son nuestros cinco sentidos.

El exterior está conformado por el ambiente que nos rodea, y las personas de nuestra familia que empiezan a velar por cada uno de nosotros. Es allí cuando empezamos a recibir el estímulo permanente a través de nuestros sentidos de ese mundo nuevo para cada uno de nosotros, allí empezamos a aprender lo que nos corresponda como ser humano en esta existencia, aislada de todas las experiencias anteriores de nuestro propio ser que ahora está aislado, para ejecutar una misión muy específica habitando ese cuerpo en una sociedad dada y en un planeta determinado.

Todo ese aprendizaje nuevo ira conformando nuestro EGO, especialmente durante los primeros años de tu existencia. Puede ser un Ego con valores éticos, o puede que NO, dependiendo de la formación que recibamos en la familia que nos haya tocado en suerte, en tu colegio y en el entorno donde pasemos nuestros primeros años. De todas maneras siempre estaremos influenciados por las costumbres y creencias sociales y culturales, que en la mayoría de las veces son muy diferentes a la realidad en el mundo del espíritu. Solamente cuando logremos el despertar de consciencia al cabo de los años vamos a encontrar la diferencia, y vamos a aprender a percibir la diferencia entre nuestro propio SER y nuestro EGO.

Si nacimos en una familia asiática budista, pues vamos a recibir esa información. Si nacemos en una familia de Suramérica, de costumbres católicas, pues esa es la información que vamos a recibir y todo esto va a empezar a conformar nuestro EGO. Nuestro SER, no es alterado por eso, El SER permanece inmutable, ante esa información.

A medida que pasa el tiempo y el ser humano va creciendo, como no somos conscientes del SER que realmente somos, nos vamos acostumbrando a toda información recibida y vamos moldeando una manera de ser que llamamos personalidad. Al cabo de 35 años (en tiempo del planeta tierra) podremos tener un ser humano que tiene el siguiente perfil:
Nombre. Apellido. Nacionalidad. Raza. Sexo. Color del pelo, de los ojos, de la piel. Cultura. Fecha de nacimiento. País de nacimiento. Nacionalidad. Profesión. Trabajo. Religión. Estado financiero. Estado civil. Deportes que practica. Aficiones, etc…

Si analizamos en detalle, podemos observar que ese SER que somos en esencia, unos minutos antes de entrar en ese cuerpo físico durante el periodo de gestación, no tenía ninguno de estos atributos, pero sin embargo existía y existimos; podemos concluir que nuestro SER puede existir sin necesidad de un cuerpo, ni de ninguno de los atributos mencionados. Tu verdadero SER, no tiene nombre (al menos en este plano), ni profesión, ni religión. . . etc. toda esa información pertenece al EGO.

Sin embargo, lo contrario no es cierto hasta el punto que si nuestro SER no entra en el cuerpecito de ese bebé, entonces el bebé puede nacer, y tener todos los signos vitales bilógicos normales, pero si tu SER no entra en ese cuerpo el bebé solo será un Vegetal. Los médicos terrestres dirían que ese bebé nació en estado de coma.

Debemos tomar conciencia de esto para empezar a despertarnos y darnos cuenta de manera consciente que nosotros no somos: el nombre que se nos ha dado, ni la profesión que ejercemos, ni el dinero que tenemos, ni el trabajo que ejecutamos… todo esto y todos los demás atributos (nombre apellido nacionalidad…etc.) han sido agregados como una necesidad logística para interactuar en este mundo; como si fuera una máscara, que solo tiene sentido mientras estamos en este planeta.

Es muy importante que podamos llegar a ser conscientes de este hecho; habitamos este cuerpo, pero No somos este cuerpo.

Solo cuando tomemos conciencia real de que una cosa es nuestro ser, y otra nuestro cuerpo y la máscara que usamos para interactuar en este planeta, lograremos despertar: ESA ES LA RESURRECCIÓN A LA VIDA ETERNA.

Mientras no logremos ese despertar estaremos muertos para la vida eterna.

El maestro Jesús nos advirtió: Dejad que los muertos entierren a sus muertos, vosotros preocupaos por la verdadera vida eterna.

Esa mascara generalmente es conocida como el EGO, o lo que se llama comúnmente la personalidad, y es utilizada como herramienta necesaria para enfrentarnos al mundo de la experiencia.

El EGO toma preminencia, cuando se estimula de manera descontrolada el desarrollo del sistema competitivo de tener beneficio personal a costa del prójimo.

Podemos tener dinero, tener un buen apellido, una excelente profesión; ahora bien, cuando nos sentimos superiores a los demás por ese apellido, por ese dinero, por esa profesión y siempre tratamos de tener beneficio a costa del prójimo como prioridad y sensación de superioridad; es cuando el EGO se aloja de manera incontrolada en nuestra mente, tomando control de los diferentes yoes: somos un yo en el trabajo, un yo distinto en casa, un yo con los amigos, etc... Entonces, ese EGO enmascara nuestro verdadero YO, y hace énfasis solo en lo que nuestros sentidos perciben.

Como consecuencia de lo anterior, perdemos conciencia de SER y es cuando sentimos que lo que somos es todo lo que poseemos, lo que sabemos y lo que mostramos. Así, el EGO esconde cualquier cosa que resalte nuestro Ser, tomando el control, y haciendo que perdamos la noción de nuestra verdadera esencia.

Cuando nuestro SER abandone este cuerpo físico, el EGO desaparece y muere, pero él no quiere morir, por eso infunde el miedo a la muerte, por eso nos controla, por eso nos manipula. El EGO es, en ultimas, una deformación exagerada de nuestro SER en función de las cosas externas que nos adicionamos de la realidad material en que vivimos, escondiendo el SER verdadero, el Alma que somos.
El EGO o personalidad no pertenecen al Alma, cuando morimos tanto el cuerpo físico como la mente-ego-personalidad se desechan; siendo el Alma, la consciencia la que emprende su camino a una nueva esfera, un nuevo plano evolutivo, y solo se lleva consigo de esta vida la experiencia adquirida, el verdadero conocimiento llevado al Corazón. JUAN (3: 6).
Queridos lectores, el "Alma" no es el EGO. El alma, nuestro SER es el enlace entre El Espíritu o Chispa Divina (El evangelio lo llama el Espíritu Santo, aquí le llamamos Yo Superior, o Yo interior) y el cuerpo físico.

Nuestro despertar espiritual es tomar conciencia clara de que somos un Alma, diferente de ese EGO; que esa Alma es energía, y que Dios habita en esa Alma como una Energía Vital dándonos la existencia y conectándonos con el Universo.

Nuestra alma habita un cuerpo maravilloso que es templo del Espíritu Santo quien es ese Dios que esta en nosotros. Este despertar de conciencia significa que entendemos que Dios está en nosotros; significa comprender y sentir en nuestro corazón que somos almas de agua viva en virtud de ese espíritu de Dios que nos habita (Juan: 4 – 14). Despertar significa entender y comprender que nuestra vida trasciende más allá de un nacimiento o de una muerte corporal. Nuestra alma existe desde antes y seguirá existiendo después de que abandonemos este cuerpo.

Amigos lectores mientras no seamos conscientes del Alma que somos, del Dios que nos habita, y actuemos en consecuencia, permaneceremos como muertos en vida. (Lucas: 9 – 60).

Todas las explicaciones de este libro y de muchos otros similares solo pretenden llamar la atención sobre algo que ya sabemos pero que no lo recordamos:
Que nuestro Padre Dios es nuestro creador y por lo tanto somos sus hijos, no importa en qué país hayamos nacido, en que sociedad vivamos, a qué partido político pertenezcamos, o que religión profesemos.

SOMOS HIJOS DEL DIOS VIVO. ÉL HABITA EN CADA UNO DE NOSOTROS, para acompañarnos y apoyar nuestra misión. Él nos envió aquí, y a Él debemos regresar con nuestra misión cumplida.

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